No le conocía esa veta de ingenio al Tío Tom. Sabía de su sumisión al patrón, ese síndrome de Estocolmo, que relató Harriet Stowe, con condolida religiosidad, en su libro sobre la tragedia del pueblo negro, esclavizado y martirizado en EE.UU. Es que solo Obama podía enrojecer sin que se le note.
Si… solo Obama podía realizar este viaje, sin que se le note el enrojecimiento, en el supuesto que enrojezca su rostro, cuando visite algunos de los lugares, donde el ejército invasor de USA, mato a millones de seres humanos, destruyo sus ciudades y campos, con el solo objetivo de hacer buenos negocios, para sus corporaciones de guerra en primer lugar, y de dominio geopolítico del capitalismo, que tan dignamente representa en la actualidad… Obama.
Cuando cumplí los siete años, mis padres me regalaron “La cabaña del Tío Tom”, escrita por Harriet Stowe, seguramente pretendiendo desarrollar, mis sentimientos de solidaridad, con el sufrido pueblo africano, arrastrado por los negocios de la explotación del trabajo esclavo, a la Norteamérica que construía en aquellos años, las bases del sistema económico individualista, egoísta y criminal, del que es líder en la actualidad.
Recuerdo que sufrí bastante, con las peripecias del Tom, que siempre “ponía la otra mejilla “ante los castigos brutales de su amo, siguiendo los acendrados principios cristianos, que regían la subjetividad de la autora.
Pero lo que nunca podía imaginarme, es verlo al Tío Tom visitar otros pueblos perseguidos y golpeados por USA, y sugerirles sonriente algo así como “si yo le perdone a mi amo, los golpes y sufrimientos de varias generaciones de mi pueblo, ustedes también tienen que olvidar aquéllos inconvenientes, y “poner la otra mejilla” para empezar nuevos negocios”.
Aquí es donde Obama, empieza a parecerse más a Sambo y Quimbo, los esclavos que el amo usaba en la historia del Tío Tom, para castigar a los demás esclavos rebeldes.
Es que hasta ahora, el papel histórico de Obama es tristísimo, no cumplió sus promesas pre electorales concretas como el cierre de Guantánamo, siguió utilizando a lo largo de su mandato, la guerra contra pueblos inocentes. Guerras que necesitan las Corporaciones norteamericanas, para mantener su dominio global, mandando asesinar poblaciones enteras e individuos seleccionados, por conveniencias geopolíticas.
Culminando al final de su mandato, con este viaje en el que evidentemente, no tiene el objetivo de pedir perdón, a los pueblos de Vietnam, Nagasaki e Hiroshima, por los crímenes de genocidio, cometidos por los anteriores gobiernos y Presidentes de USA, sino como dicen sus voceros, abordará temas como las relaciones comerciales y la seguridad nacional.
Imaginen la seguridad Nacional de Vietnam, cuidada y atendida por el Gobierno de USA, el que quemo con napalm a millones de vietnamitas, solo para intentar erradicar al socialismo.
También se reunirá con grupos de la sociedad civil, con los que abordará la importancia de los derechos humanos y la libertad de expresión. Lindo maestro encontrara el Vietnam, sobre Derechos Humanos en el Presidente Obama.
Pero esta semana de vacaciones del Presidente terminara bien, en una base del Cuerpo de Marines, en la base aérea de Iwakuni, Japón, allí Obama se sentirá como en casa. Y podrá descansar de esa enorme dosis de cinismo, utilizada en el viaje.
Hersh Zakheim
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